martes, 3 de marzo de 2009

Desvelo















Desvelo
Alejandro Martínez Lira

Son las 3:16 de la mañana. La luna comienza a menguar. La sombra de lo que soy se descompone, serpea, muere discretamente entre las cosas indistinguibles de la oscuridad. La ciudad tiene sus islas de silencio. Son raras, es verdad, pero aquí estoy en una, con la palabra agrietada, con el cuerpo silencioso, exilado.
Cómo pesan los rayos de la luna. Pesan mucho y entran hasta los pensamientos. La cabeza se dobla de pesadez, cabizbajo, sólo así se puede caminar. Es cansado. Estoy cansado. Sólo tengo jirones de ala en un hombro. Lo de más es sombra bubosa, tristeza que se enjoroba en la espalda; soledad que se rasga en la piel.
El aire es un frío descuido entre mi rostro mientras busco ya no sé qué cosa. Giro entre mis pasos. Los recorro. Recuerdo un nombre, pero creo que no es el mío. Mis pasos siempre vacíos y mi nombre por siempre ausente.